domingo, 16 de marzo de 2014

El caballo de Troya


En mi modesta opinión


En mi casa, como en todas las de mis vecinos, hay una puerta blindada con tres cerraduras y un pestillo más una mirilla. Todo eso para sentirme seguro. Para que los ladrones no me roben. Ya se encargará el banco de esa labor.
Había pensado ponerle a este artículo: Tesis sobre el miedo, porque es de eso de lo que se trata. Se nos ha metido en casa, y lo peor es que tambien en nuestras cabezas, el miedo, sí, miedo. El miedo penetra en nuestras viviendas como un gas inodoro e inerte adormece nuestro sentido de la libertad individual y nos somete al verdugo de turno sin que éste, ni siquiera, tenga que obligarnos por la fuerza. Hemos perdido toda rebeldía animal. Los más interesados dirán que eso es la civilización, pero yo opino que es castración.
No concibo cómo, gente joven, soporta, sumisa, ver que sus hijos no comen lo necesario, cuando la riqueza de su país, a la cual esa misma gente ha contribuido a crear, da para que todo tipo de mangantes hagan su olla gorda llenando las arcas suizas. El miedo es una lacra, pero una lacra que se puede vencer si amas tu libertad individual. Y le llamo libertad, a no claudicar ante quien utiliza tu miedo. A no ser esclavo de un coche, una tableta, de una casa que no puedes pagar, o cualquier otro elemento que te impida mandarlo a la mierda para no someterte. El miedo no se vence tirándose de un puente, colgado de una cuerda, ni lanzándose al vacío en parapente, eso puede ser una diversión más o menos loca y, cuando llegas a casa, eres igual de libre que cuando te fuiste a hacer puenting. El miedo se vence liberándote de cuanto impide tu libertad. Tenemos el enemigo en casa, sí, el Caballo de Troya con pantalla rectangular, sea esta analógica o digital. Estoy harto de ver cómo, una policía, a la que tú has dotado de medios para que te defienda, se ceba apaleando a desahuciados y a los pocos que los arropan, y que esto,  en lugar de exacerbar los ánimos, someta a quien lo está viendo.
Cuando se pretende volar no hay que copiar a las gallinas, que no levantan del suelo por temor a caer. Por eso viven entre tela metálica hasta que alguien decide ponerla en el caldo, sin pescuezo. ¿De qué le ha servido vivir? ¿A quién ha servido que viva?  Es hora de que la gente decida si es ave de corral o es pájaro corsario que no conoce el alpiste. (Cita de Jorge Cafrune)


E F C

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