En mi modesta opinión
En
mi casa, como en todas las de mis vecinos, hay una puerta blindada con tres
cerraduras y un pestillo más una mirilla. Todo eso para sentirme seguro. Para
que los ladrones no me roben. Ya se encargará el banco de esa labor.
Había
pensado ponerle a este artículo: Tesis
sobre el miedo, porque es de eso de lo que se trata. Se nos ha metido en
casa, y lo peor es que tambien en nuestras cabezas, el miedo, sí, miedo. El
miedo penetra en nuestras viviendas como un gas inodoro e inerte adormece
nuestro sentido de la libertad individual y nos somete al verdugo de turno sin
que éste, ni siquiera, tenga que obligarnos por la fuerza. Hemos perdido toda
rebeldía animal. Los más interesados dirán que eso es la civilización, pero yo
opino que es castración.
No
concibo cómo, gente joven, soporta, sumisa, ver que sus hijos no comen lo
necesario, cuando la riqueza de su país, a la cual esa misma gente ha contribuido
a crear, da para que todo tipo de mangantes hagan su olla gorda llenando las arcas suizas. El miedo es una lacra, pero
una lacra que se puede vencer si amas tu libertad individual. Y le llamo
libertad, a no claudicar ante quien utiliza tu miedo. A no ser esclavo de un
coche, una tableta, de una casa que no puedes pagar, o cualquier otro elemento
que te impida mandarlo a la mierda para no someterte. El miedo no se vence
tirándose de un puente, colgado de una cuerda, ni lanzándose al vacío en
parapente, eso puede ser una diversión más o menos loca y, cuando llegas a
casa, eres igual de libre que cuando te fuiste a hacer puenting. El miedo se
vence liberándote de cuanto impide tu libertad. Tenemos el enemigo en casa, sí,
el Caballo de Troya con pantalla rectangular, sea esta analógica o digital.
Estoy harto de ver cómo, una policía, a la que tú has dotado de medios para que
te defienda, se ceba apaleando a desahuciados y a los pocos que los arropan, y
que esto, en lugar de exacerbar los
ánimos, someta a quien lo está viendo.
Cuando
se pretende volar no hay que copiar a las gallinas, que no levantan del suelo
por temor a caer. Por eso viven entre tela metálica hasta que alguien decide
ponerla en el caldo, sin pescuezo. ¿De qué le ha servido vivir? ¿A quién ha
servido que viva? Es hora de que la
gente decida si es ave de corral o es pájaro corsario que no conoce el alpiste. (Cita de Jorge Cafrune)
E F C
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