jueves, 11 de septiembre de 2014






    En mi modesta opinión


        Disciplina y orden

Hoy, once de septiembre, hemos vuelto a vivir en Cataluña un día memorable. Uno  de tantos otros con miles de ciudadanos en la calle en perfecto orden y cumpliendo a rajatabla las directrices de los convocantes. No ha habido incidentes, los colores de las camisetas estaban donde debían estar para conformar una interminable señera, las televisiones locales y autonómicas de Cataluña ha ensalzado el acontecimiento y, en definitiva, una jornada celebrada al unísono y de orden casi teutónico. Similar a la coincidencia de cabeceras de periódico tiempo atrás. Todas sin discrepancia ninguna se apuntaron (de buen grado o por la subvención) al mandato de la Generalitat. Si no al de esta como institución, sí al de sus integrantes como partido político.
Pues eso es precisamente es lo que me preocupa, la disciplina. Me da miedo la disciplina, me da terror cuando recuerdo lo que la disciplina ha aportado a este mundo. La fe ciega hacia los dirigentes, el entusiasmo que la gente pone cuando le tocan la fibra, la idea nefasta de que el adversario no puede tener ni un mínimo de razón por el simple hecho de serlo…  todo eso me provoca una desazón que me inquieta.
¿Cómo, sin esa ceguera política, se puede obviar que, quien ha sido el alma y artífice del nacionalismo y que ha ostentado durante más de veinte años presidencia de una comunidad, resulte ser un corrupto empedernido que ha defraudado millones de euros y ha tejido una red mafiosa del tamaño que, PRESUNTAMENTE, ha tejido Jordi Pujol?
Es curioso ver el tratamiento que la prensa de la comunidad dispensa a este asunto, corrupto en cuanto a dinero y más corrupto, aún, en cuanto que ha utilizado un sentimiento ciudadano para amasar millones. Es verdad que se puede considerar dueño de ese sentimiento porque lo ha cultivado en las escuelas, pero eso no le exime de nada.
Adiestrando, para más inri, a la mayoría de sus vástagos en las artes de la seducción política para robar a manos llenas.
Estas cosas solo se pueden dar en un régimen disciplinario, sea este control inducido por las armas o, como en este caso, por el sometimiento voluntario a la dirección de un dirigente.

Me da terror pensar lo que un político puede hacer con un pueblo obediente y disciplinado. 
Si, no teniendo todo el poder, porque solo somos una autonomía, hacen lo que hacen, no quiero imaginar qué régimen podrían instaurar con las manos libres y sin otros tribunales que los designados por ellos mismos.
La política no es una sardana, todos a una, para que los ciudadanos se sientan integrados en una sociedad la música debe ser variada e interpretada al gusto de cada cual. De otra forma se sentirán excluidos mucho miles o, tal vez, millones de ciudadanos que han aportado mucho sudor a Cataluña, y eso es peligroso.
Esto lo escribe una persona que defendía el idioma catalán en tiempos en que estaba prohibido y por el solo hecho de estarlo. 
Y es que la disciplina por la disciplina me patea el hígado.
                 Soc partidari de la Rauja


                                                       EFC

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