En mi modesta opinión.
Hacia el exterminio
Hay teorías de sociólogos y pedagogos que
insisten en que, cuando alguien, en su niñez, sufre maltrato sicológico o
físico, al hacerse mayor tiene tendencia a repetir, con otros más débiles que
él o ella, el mismo maltrato que le infringieron de pequeño-a.
En esa teoría se han basado decenas de
guionistas de cine para justificar las atrocidades cometidas por el
protagonista asesino de la película de que se trate.
Como teoría para vender cine es
aceptable, pensé siempre yo, que no creía que nadie pudiese hacer daño a otro
si ese alguien lo había probado en su propia piel.
Pues bien, tengo que reconocer, revisando
la historia de los judíos Israelitas de los últimos setenta años, que los que
defendían esa teoría estaban mucho más cerca que yo de la verdad.
Ese pueblo debe estar mentalmente enfermo para ser
capaz de asesinar a civiles indefensos de la misma forma que los nazis
represaliaban, fusilando a centenares de judíos del gueto de Varsovia, cuando
la resistencia atacaba a cualquier destacamento del ejército alemán. ¿Qué
diferencia hay entre el muro que los redujo a vivir como ratas en un barrio
cerrado al exterior, donde la poca comida que se conseguía era a costa del oro
y las joyas familiares? Yo os lo diré: que los palestinos no tienen ni aquel
oro no aquellas joyas con que negociar. Por lo demás el conflicto palestino
israelí rezuma la misma podredumbre y la misma vileza que destilaba el
exterminio judío por parte de la Alemania nazi. Pero hay otro agravante en el genocidio
actual, y es la connivencia de Occidente liderada por las barras y estrellas,
que vetan una tras otra todas las condenas que emite la ONU en el asunto de
Palestina. Que no es casualidad que un pequeño país, como Israel, disponga de armamento
nuclear cuando a otros se les combate para que no lo consigan. Lamentablemente, el pueblo palestino está
destinado al exterminio tras una agonía, insoportable para ellos, y vergonzosa
para los que nos llamamos occidentales cultos.
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