jueves, 19 de junio de 2014

En mi modesta opinión

En mi modesta opinión.





Al grano


¡Bueno! Ya está. No ha sido nada. Ahora vamos a lo que vamos.
Con rey nuevo o rey viejo, siguen habiendo millones de parados y gente que, aunque tiene trabajo, cobra una mierda de salario. Miles de niños no se alimentan como es debido, y menos ahora, que los colegios cierran sus comedores y no tendrán la única comida decente que comen al día.
Siguen habiendo desahucios a diario y los de las SICAB remontan los ingresos como en tiempos de la bonanza.
No sigamos el juego al establishment. Toda esta farsa les va muy bien para distraer la atención de los curritos. Aunque no le quitarán el dolor de estómago a quien no come, sí, en cambio, distrae a los que deben solidarizarse con ellos para acabar con los privilegios. Ya sé que suena pretencioso eso de acabar con los privilegios cuando, hasta el más discreto empleado, tiene asumido que los que mandan tienen derecho a robarnos.
Pues no, no tienen derecho. Lo que si tienen son los medios de intoxicación y tergiversación de la realidad. Ahí tenemos a la cadena de la sotana llevando bajo palio al gobierno más retrógrado de la democracia. Se pasan lo de estado aconfesional por el forro. Ni siquiera se dejan influenciar por sus soldados de campo (léase Cáritas Diocesanas) que continuamente informan del aumento de pobres en España.
Y es que los pobres son la materia prima de la iglesia. ¿Alguien se imagina un país culto, alimentado, con derechos, con sanidad gratuita y con salarios dignos, donde la iglesia pudiese mangonear como lo hace en España? No lo creo.

La jugada de la Corona ha sido maestra; los resultados electorales del Parlamento Europeo (que ya se antojan lejanos, aunque solo han pasado unas semanas) reflejaron un panorama nada halagüeño para la monarquía, ya que los partidos de centro derecha que le dan apoyo han quedado en minoría.  Era, por tanto, necesario mover ficha y así lo hizo su Majestad. Con el anuncio de la abdicación, paró en seco el clamor que despertó Podemos  y otros partidos partidarios de la regeneración política y también social.
Con ese cambio, la Monarquía dejó la piel en el camino, como la dejan los reptiles cuando cambian de camisa para salir de ella renovados en su aspecto, que no en su condición.
La diferencia con los que reptan es que, esa camisa ya desechada, nos sirve para hacernos un bolso, mientras que la camisa monárquica nos vaciará la bolsa; nos va a costar la comida de muchos escolares, porque tendrá una pensión bastante más digna que la de un minero o maestro de escuela.

Así que, dejémonos de monsergas, que la República, con los mismos personajes que ahora están en la política, sería igual de indecente. Hay que regenerar desde abajo todo lo que huele a deshonesto.  Y embobados con la roja no lo vamos a conseguir. 

                                                                              EFC.

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