Esquizofrenia nacional
Qué orgulloso me siento cuando
escucho que, este país, donde nací y vivo desde hace tantos años, encabeza las
listas de donantes, es líder en trasplantes, encabeza la solidaridad
internacional cuando hay una catástrofe y, en general, se muestra generoso y
solidario. Qué orgulloso me siento. Pero, qué asco de país que permite que sus
niños lleguen a ser los segundos más pobres de toda Europa, con la consiguiente
falta de alimento que esto conlleva.
Pensar que, hace cincuenta años,
nos partíamos la cara por salir de la miseria, trabajando a jornada y media,
muchos años sin ni siquiera vacaciones, y que, después de haberlo conseguido
ocupando, incluso, el octavo lugar en el ranking de la economía mundial, ahora
que podíamos disfrutar del progreso conseguido para ver crecer a nuestros
nietos con las necesidades básicas cubiertas, volvemos a escuchar que miles de
niños pasan necesidades primarias. No lo entiendo. ¿Son esas las dos Españas?
¿Una solidaria y laboriosa y otra hija de puta y cruel? ¿O es acaso que sufre
de terrible esquizofrenia y, la misma, se desdobla como el doctor Jekyll y
mister Hyde?
Me avergüenza tener algo que ver
con quien permite que un niño vaya al colegio con dolor de estómago. Las
vitaminas que no ingiera ahora tendrán sus consecuencias y dejarán su huella
pero, no es solo eso, esas carencias, afectan de forma invisible al niño que, además de
avergonzarse, acumulará, en su fuero interno, un sentimiento de inferioridad,
difícil de superar. Os lo dice alguien que pasó por eso.
Hemos de ir a la caza y captura
de esa trouppe de mangantes, responsables de lo que está ocurriendo, que,
haberlos, háylos.
E F C
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